Una mañana de domingo descubrí que había aprendido a apreciar conscientemente los días lindos, esos que acarician la piel con una tibia y delicada brisa de un verano que ya quiere ser otoño.
El azul celeste arriba, techo que es referencia para describir ese color, no siempre es tan sublime. Cuando está muy enérgico sofoca, agobia e incinera; cuando está melancólico hace rabietas, ruge, electrocuta y llora.
Es lo más alto para todo lo que está dentro de la esfera, por eso es un manto que la cubre, la consuela e influye en las decisiones de lo que comprende.
Es tan grande como su esfera y aun más. Sus estados de ánimo tienen facetas parecidas y distintas en cada paisaje que abarca. La vista del panorama donde nací y crecí parece gustarle porque ahí sus emociones son más estables, aunque a veces ha llorado mucho, creo que fue porque competía con una imponente montaña. En general, ahí, donde la geografía es tan diversa como generosa, su actitud es serena y por eso yo no había conocido sus lados más histéricos hasta que viví en el fin del mundo.
Mariangel
lunes, 22 de febrero de 2016
martes, 26 de mayo de 2015
Si una persona tiene un amigo imaginario, está loca. pero si muchas tienen un amigo imaginario, es religión
Religión
Creo que no se trata de un amigo
imaginario sino de una abstracción para
atribuirle poderes a algo supremo, algo desconocido que al mismo tiempo
sorprende y atrae. Una necesidad de la
humanidad de entender la existencia a partir de la experiencia. Así como las
culturas originarias adoraban al sol o a la luna. Aunque... la religión también
es dependencia, sometimiento, justificación de las debilidades... Actitudes
que, si no se superan, impiden la evolución.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)